Yo como usuario

En la clase de prácticas cada alumno tuvo que relatar una situación en la cual haya necesitado algún tipo de ayuda. A la hora de relatar la historia teníamos que contestar una seria de preguntas, las cuales eran: ¿Qué me ocurrió? ¿Cómo me sentí cuando necesité ayuda? Cuando me ayudaron, ¿hubo algo que me molestó? ¿Cómo me gustaría que me trataran la próxima vez?

Algunas de los relatos de los miembros de este grupo son:

Me ocurrió una experiencia a lo largo de mi adolescencia en la cual necesité ayuda. Esta experiencia fue que durante unos meses lo pasé mal emocionalmente porque no había logrado tener éxito en varios objetivos que, en un primer momento, me propuse.

En ese momento, cuando recibí la ayuda me sentí bien porque pude ver el apoyo de mis amigos, familia etc. Ellos me escucharon, me ayudaron a aceptar que en la vida no todo se consigue a la primera y que, con paciencia y esfuerzo, podría lograr mis objetivos.

Lo que me molestó de esta situación era ver que algunas personas que debían estar ahí no estuvieron.

Me habría gustado que se hubieran tomado un tiempo para escucharme.

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Mi prima y yo comenzamos a bailar juntas, el ballet ha sido siempre muy exigente con el físico de las chicas. Hace tres años mi prima y yo decidimos ponernos a dieta, ya que así se nos exige. El problema ocurrió cuando mi prima empezó a llevar esa dieta muy estrictamente.
Dos años después mi prima había perdido 7 kilos, se alimentaba una vez al día y hacía grandes esfuerzos de deporte. Dejó de relacionarse con todas las personas de su entorno y la única persona que era consciente de lo que le estaba pasando era yo. 

Fue la peor época de mi vida, ya que sentí que la enfermedad no sólo la sufría ella sino yo también. Tuve que contarle a su familia lo que le estaba pasando y dejó de hablarme. Así mismo, tuvo que ingresar en un centro hospitalario de urgencia. 

Lo que más me molestó de esta situación era que todo el mundo la juzgaba (incluso mi familia). También me molestó que siendo la única persona que le ayudó me viera como una enemiga. Me hubiera gustado sentir más apoyo familiar y que ella no me gritara cuando la intentaba ayudar y me dijera cosas que en ese momento me dolieron mucho, pero lo entiendo porque era parte de la enfermedad. 

Actualmente lo ha superado y es lo que más me reconforta.

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Yo experimenté una gran tristeza la primera vez que mi madre fue diagnosticada cáncer de mama. La idea de perder a mi madre durante mi adolescencia me parecía un obstáculo insuperable. Me sentía como si hubiera perdido una parte de mí y que no había nada que pudiera hacer para ayudar a la persona que más quería en el mundo.

Esta fase de mi vida fue muy difícil porque ninguno de mis amigos entendía lo que estaba viviendo. Por otra parte, cuando se enteraron de que mi madre tuvo cáncer, no sabían qué decir, por lo que simplemente empezaron a evitar el tema y nunca podía hablar de ello. Esto me molestó mucho.

Afortunadamente conseguí ayuda de un trabajador social en el hospital mientras mi madre recibía el tratamiento de quimioterapia. Esta persona fue de gran ayuda porque me sentí escuchada y comprendida por primera vez.

Mi madre ha recaído cuatro veces en los últimos trece años. Desde entonces he aprendido que es importante tener gente a mi alrededor que sea capaz de escucharme y que me permita expresarme cuando las situaciones son demasiado difíciles para mí. En ocasiones tener a alguien que está dispuesto a escuchar es todo lo que uno necesita.